Hablemos de fotografía. De aquellos carretes donde el haluro de plata limitaba a 36 las oportunidades de éxito, y de los nuevos formatos, donde el píxel te salva de más de un apuro…
De las fotografías de verano, donde esperabas pacientemente a que tu tía cambiase la cápsula del flash. De aquellas en blanco y negro que reflejaban la realidad de la época, o de aquellas que te hacías con los diez amigos metidos en la máquina del fotomatón…
De las fotografías con esos ojos rojos que nos hacen parecer “vampiros” y de aquellas donde no nos dimos cuenta que detrás había un espejo…
De las fotografías que ganan premios, donde quien está detrás de la cámara se está jugando la vida, y de aquellas donde quien se juega la vida es el fotografiado. Y también de las casuales, donde el factor suerte ha sido determinante…
De las fotografías que vemos todos los días en los periódicos, y también de aquellas que no se ven, y se quedan en la tarjeta sin ser publicadas…
Pero hablemos de fotografía. De nuestras fotografías.